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ENTRE LÍNEAS

Bélgica, dulce travesía

Bélgica, dulce travesía<p>

9:32. El tren procedente de Charleroi llega milimétricamente puntual a la estación central de Bruselas. De forma instantánea, los ojos clavan su mirada en los escaparates plagados de bombones de un sinfín de formas y colores, las aletas nasales se abren para deleitarse ante el dulce aroma del chocolate que parece ser la base de la construcción de los hogares belgas. Ríos de cerveza, procedentes de más de 200 afluentes con texturas y matices diversos, conducen hasta el mar central, la Grand Place, imponente y cautivadora. Un bullicio sumergido. Una calma desenfrenada. Un punto ejemplar de civismo, educación, evolución. Punto de unidad europeo y mundial, no deja al menos en su exterior, señal alguna de la tensión que acumula como lugar de reunión y toma de decisión.

1 comentario

Alfredo -

Muy buenos los artículos. La verdad es que dan muchas ganas de viajar a Bélgica ya mismo. Sobre todo, después de una descripción de las ciudades tan sugerente