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ENTRE LÍNEAS

La grandeza de los pequeños detalles

La grandeza de los pequeños detalles <p>

Un amargo sabor invade nuestro cotidiano paladar cuando el único pensamiento que alberga nuestra mente durante la totalidad de la jornada es que se acabe el día o cuando nuestra única obsesión es alcanzar la consecución a largo plazo de un determinado objetivo. Cuando sólo creemos que a través de estos logros encontramos la felicidad, el día a día se hace muy cuesta arriba. Por este motivo, desde hace tiempo, intento observar la realidad desde otra perspectiva, aquella que tiene un alcance menor y repara en los pequeños detalles que nos regala la cotidianeidad, placeres de una enorme grandeza que frecuentemente pasan inadvertidos y que, sin embargo, constituyen auténticos momentos de felicidad. El embriagador aroma del café recién horneado en la mañana, la inocente carcajada de un niño jugando en la calle, despertarse antes de la hora prevista y retomar el sueño de forma profunda, la gracia de un mal chiste contado en un buen momento, degustar una cerveza helada en buena compañía tras una maratoniana jornada laboral, la brisa acariciando nuestro rostro al dar un paseo al atardecer bajo la luz proyectada por los últimos y leves estertores del sol, la íntima y creativa representación mental que llevamos a cabo al leer un libro en soledad... Son algunos de esos puntuales e irrepetibles pormenores que engrandecen nuestros avatares vitales. La subjetividad innata hace que cada persona goce en momentos de lo más dispar, pero el trasfondo permanece invariable: mirar más cerca pero más profundo, disfrutar aquí y ahora.

2 comentarios

Elisabeth -

Los pequeños detalles al final son los que mas importan, y los que nos llegan a transmitir los mejores sentimientos.......

natalia -

Juli qu ebien escribes!!
me encanta