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ENTRE LÍNEAS

Pensamientos

La auténtica curva de la felicidad

La auténtica curva de la felicidad <p>

No es, efectivamente, la curva dibujada en los hombres tras la ingesta continuada de cerveza en combinación con suculentas tapitas, a la que me refiero en estas líneas. Tampoco me ha impulsado a escribirlas el reciente embarazo de Letizia Ortiz, aunque también podría encontrarse entre los oídos a los que susurro estas palabras. Mi inspiración procede de la mujer en general, como creadora de vida, y de dos compañeras en particular, que han comenzado la bella andadura por los pasillos que conducen a la luz vital. Dos amigas distintas, con perspectivas dispares, a las que  el destino o la mera casualidad, ha unido casi al mismo tiempo en una idéntica aventura. El milagro de portar en su interior un armónico grupo musical, cuyos instrumentos son dos corazones latiendo a la par, uno mayor con tonos más graves, otro de menores dimensiones con matices más agudos, que al fundirse tocan una inconfundible melodía, la canción de la vida. Cada día, durante los próximos nueve meses, deleitarán a su público en el teatro del vientre maternal, hasta que el dúo, en conjunto, deje de entonar. Será entonces cuando un nuevo o nueva solista inicie una carrera en solitario, en la que las partituras en blanco,  se irán completando, paulatinamente, con notas de naciente libertad y acordes de ingente felicidad...

Esclavitud en libertad

Esclavitud en libertad  <p>

Tal vez la primera reacción al escuchar la palabra esclavitud aplicada a la sociedad avanzada actual sea la de echarse las manos a la cabeza. Sin embargo, mi percepción de la realidad constata de forma visible la existencia de un tipo de esclavitud contemporánea, distinta a la que llevaban a cabo hace siglos los colonos al conquistar nuevos territorios, pero con tintes semejantes. Me refiero al hombre actual como esclavo de las pautas sociales, esclavo del qué dirán y del que pensarán, esclavo de unos cánones físicos y psicológicos impuestos por una sociedad a través de los medios de comunicación de masas mediante las sutiles y manipuladoras tácticas publicitarias.  Aparentemente gozamos de una libertad sin límites, pero pulsamos el botón de la televisión e iluminados por el haz de luz multicolor que nos hipnotiza de forma inconsciente, introducimos en nuestra mente una forma de vestir, un afán por conseguir una figura corporal de extrema delgadez, unos hábitos alimenticios exentos de materia grasa, la idea, a fin de cuentas, de estar a la moda para conseguir con ello la integración en la comunidad y el respeto de los demás... La fuerza personal de cada uno hace que sea distinto el impacto de estas normas mediáticas, pero de forma paulatina se van introduciendo de un modo cada vez más profundo en nuestros maleables y frágiles intelectos.

La grandeza de los pequeños detalles

La grandeza de los pequeños detalles <p>

Un amargo sabor invade nuestro cotidiano paladar cuando el único pensamiento que alberga nuestra mente durante la totalidad de la jornada es que se acabe el día o cuando nuestra única obsesión es alcanzar la consecución a largo plazo de un determinado objetivo. Cuando sólo creemos que a través de estos logros encontramos la felicidad, el día a día se hace muy cuesta arriba. Por este motivo, desde hace tiempo, intento observar la realidad desde otra perspectiva, aquella que tiene un alcance menor y repara en los pequeños detalles que nos regala la cotidianeidad, placeres de una enorme grandeza que frecuentemente pasan inadvertidos y que, sin embargo, constituyen auténticos momentos de felicidad. El embriagador aroma del café recién horneado en la mañana, la inocente carcajada de un niño jugando en la calle, despertarse antes de la hora prevista y retomar el sueño de forma profunda, la gracia de un mal chiste contado en un buen momento, degustar una cerveza helada en buena compañía tras una maratoniana jornada laboral, la brisa acariciando nuestro rostro al dar un paseo al atardecer bajo la luz proyectada por los últimos y leves estertores del sol, la íntima y creativa representación mental que llevamos a cabo al leer un libro en soledad... Son algunos de esos puntuales e irrepetibles pormenores que engrandecen nuestros avatares vitales. La subjetividad innata hace que cada persona goce en momentos de lo más dispar, pero el trasfondo permanece invariable: mirar más cerca pero más profundo, disfrutar aquí y ahora.

Perenne soltería

Perenne soltería

Nos pasamos la vida en busca del utópico amor eterno, aquel que de forma constante vemos reflejado en las producciones cinematográficas, soñando con encontrar aquella pareja que llene la totalidad de nuestras expectativas y comparta con nosotros al unínoso y armónicamente todas y cada una de las facetas vitales. Pero miras a tu alrededor y comprendes que es realmente eso, una auténtica utopía. Tras pasar por diversas etapas en las que estamos absolutamente convencidos de haber encontrado esa ansiada irrealidad, nos encontramos inmersos en infinitos encuentros nocturnos sumergidos en alcohol que proporcionan una intensa pero efímera felicidad, destellos que iluminan el oscuro cielo que representan nuestras solitarias vidas. La atracción física nos empuja a introducirnos en una espiral de sexo desenfrenado envuelto en ficticios sentimientos. La superficialidad en su pura esencia. El vacío se manifiesta al amanecer, cuando notamos que ese momentáneo ascenso al cielo durante la noche anterior fue tan solo un espejismo. Dulce e intenso, pero un espejismo.

Tiempos de empleo "brecario"

Extenuantes e interminables jornadas de trabajo, ingentes dosis de presión para la consecución de los objetivos marcados, acatamiento mudo de responsabilidades impropias aderezado con el incentivo de ínfimos salarios, en el mejor de los casos, nulos en el peor. Son algunos de los rasgos que caracterizan la precaria vida laboral de los recién titulados universitarios. Tras un lustro de dura explotación a nuestros progenitores, con nuestros sueños puestos en dedicarnos a aquello que siempre hemos deseado y con sus ruegos para que con ello consigamos la independencia económica, lo que alcanzamos, con suerte, es un excepcional cargo de "brecario". El mismo peón de albañil, sin menospreciar tan importante profesión, al que podríamos denominar el joven en prácticas de la construcción por equipararlo al tema que nos ocupa, comienza su carrera profesional, con un sueldo superior incluso al que aspira a conseguir el "brecario" en su siguiente escalón, aquel que además las empresas hacen cada vez más y más complicado de subir: la contratación. Con suerte, quizá caigamos antes de alcanzar ese peldaño causando una enorme preocupación a la compañía, la de elegir cuál de los miles de escaladores que esperan ansiosos sustituirán al caído en el comienzo de la ascensión. No queda otra que, ante tan triste pero cierta situación, mirar con firmeza al frente, respirar hondo y reanudar la escalada esquivando todos los obstáculos que se interpongan en nuestro camino. Algún día la cima será coronada y entonces enarbolaremos con orgullo nuestra bandera empapada en sudor y lágrimas. Algún día.

Despedida Graduación

Despedida Graduación <p>

Hace 5 años nuestros caminos se cruzaron.
Tal vez fue causa del destino
o quizá mera casualidad,
pero eso no es lo más relevante,
lo importante de verdad
es que fue el comienzo de una gran amistad...

Una amistad desinteresada y sincera,
fraguada a fuego lento,
sin límites ni fronteras,
en la que disfrutamos cada momento
como si el último q viviésemos fuera.

Hoy nuestros caminos toman nuevas direcciones
repartidos entre periódicos, radios y televisiones
pero juntos caminarán ya siempre nuestros corazones
porque sin vosotros, mis alegrías, tristezas y emociones
no tendrían ya ni sentimiento ni razones.

Un magnífico porvenir os auguro
porque aunque aún sea incierto nuestro futuro,
hay algo de lo que sí estoy totalmente seguro:
para personas de semejante grandeza
no existen ni barreras ni muros...

La luz

La luz <p>

Seis mil millones de personas. Jamás habíamos sido tantos. Aunque mal repartido, nunca había existido tanto conocimiento y tecnología al servicio de las personas. Y sin embargo, nadie tiene la menor idea de cómo estará el mundo ni en un año ni la próxima semana. Somos seis mil millones a tientas hacia el futuro.La oscuridad prolongada crea incertidumbre y desasosiego; por eso los humanos siempre hemos ido buscando luces. Unas son interiores y personales: la seguridad en sí mismo, generada por la auto-estima y la suma de nuestro conocimiento y experiencia. Otras luces las vamos a buscar o nos las implantan desde fuera; son las proyectadas desde las ideologías, los líderes y el conocimiento de todos. Así vamos iluminando nuestro momento y construyendo el caminar. Con nuestra pequeña, personal e intransferible linterna y con los potentes y a veces cegadores focos dirigidos por los poderes de turno. Cuanto más temor y menos luz propia, más necesitamos de la ajena. Es inevitable que el destello de los grandes deje un halo en nuestras entrañables penumbras, pero siendo conscientes de que sólo significa la luz ambiental de cada momento de la vida. El preciso y definitivo resplandor lo iremos haciendo a fuerza de encontrarnos a veces en la más absoluta oscuridad. Y es en esa suma de nuestras tinieblas, equivocaciones y frustraciones y aciertos donde radica nuestra mayor fuerza: la luz de nuestra de nuestra propia vida.