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ENTRE LÍNEAS

Bélgica, dulce travesía

Bélgica, dulce travesía<p>

9:32. El tren procedente de Charleroi llega milimétricamente puntual a la estación central de Bruselas. De forma instantánea, los ojos clavan su mirada en los escaparates plagados de bombones de un sinfín de formas y colores, las aletas nasales se abren para deleitarse ante el dulce aroma del chocolate que parece ser la base de la construcción de los hogares belgas. Ríos de cerveza, procedentes de más de 200 afluentes con texturas y matices diversos, conducen hasta el mar central, la Grand Place, imponente y cautivadora. Un bullicio sumergido. Una calma desenfrenada. Un punto ejemplar de civismo, educación, evolución. Punto de unidad europeo y mundial, no deja al menos en su exterior, señal alguna de la tensión que acumula como lugar de reunión y toma de decisión.

Irremediablemente te emBRUJAS...

Irremediablemente te emBRUJAS...<p>

Sus calles no dan tregua. Empujan a soñar, impulsan a imaginar. El leve sonido de las hojas de los árboles movidas por la brisa se hace perceptible en este lugar, tan especial que, por momentos, no parece ser real ni parte del caótico y estresante mundo en el que vagamos. El pausado trote de robustos caballos aviva el oído y enmarca este paisaje surgido del pincel de la magia, del lápiz de la paz. La ausencia casi absoluta de automóviles es una seña de identidad, un proceso necesario para conservar intacto el encanto de esta ciudad. Cualquier bocado sabe a gloria sentado a la orilla de un canal, sin necesidad de recurrir a ningún lujo más, y es que más lujo no hay que su impetuosa calma disfrutar. 

...con su eleGANTE frescura

...con su eleGANTE frescura <p>

Presidida por un castillo medieval, perfectamente ideado para el comienzo de una aventura de héroes y dragones, nos adentramos en la explosión de frescura de Gante. Un cuarto de sus ciudadanos son estudiantes, aspecto suficientemente explicativo para imaginar que no falta marcha, no se echa de menos movimiento y agitación. Cómo flechas algún día se pudieran aquí cruzar, miradas furtivas lo hacen ahora sin cesar. Dan ganas de volver a estudiar, sí, la verdad. En este contexto parecen desaparecer los nervios previo exámenes, las duras noches en vela entre líneas y números. Como ya no daremos marcha atrás, conformarnos con este nuevo paseo por la universidad es ideal. 

FIAsco monumental

FIAsco monumental <p>

Las telemétricas y prodigiosas mentes que dirigen la Fórmula 1, expertos en nanotecnológia, ingenieros automovilísticos mención Cum Laude, gurús de  las pegatinas de incalculable valor en monoplazas, pilotos y circuitos...a veces, piensan con partes diferentes a la cabeza, desconocemos cuales, e idean magníficas estrategias para aumentar la competitividad y la igualdad en el Campeonato del Mundo...o eso creen. La última ha sido la de cambiar la forma de obtener el título, que ahora se decidirá por el número de victorias en lugar de por el total de puntos. A simple vista se observan los primeros logros. Si, por ejemplo, durante una carrera un piloto que opta al título no tiene opciones de ganar, la dará por perdida desde el principio para reservar su coche e intentar ganar en la siguiente. ¿De qué le valdría adelantar para puntuar?  ESTUPENDO. Si, casualmente, alguno de los corredores ganara, por ejemplo, 7 de las 10 primeras carreras y el segundo, sólo consiguiera ganar 2, ya podría irse de vacaciones con el título en la maleta. GENIAL.

Y es que cualquiera se FIA de la FIA, vaya FIAsco, menuda maFIA. Los aficionados aquí como locos esperando que llegue por fin la ansiada primera carrera en Australia (¡sólo 11 días!) y así nos desaFÍA la organización...Pero nada, la ilusión y las ganas se mantienen intactas, seguiré haciendo POLE en mi salón cada domingo para disfrutar, vuelta rápida tras vuelta rápida a la nevera, de este apasionante deporte que cracks como Fernando hacen grande a pesar de los reglamentos, favoritismos e irreverencias.

LONDRES: Un puente entre culturas

LONDRES: Un puente entre culturas

Caminar por Londres es pasear por diversas ciudades que se agolpan en un mismo espacio, variopintas culturas que confluyen en este punto del Reino Unido, un lugar donde el color de la piel o la vestimenta se torna baladí. Cada uno es aquí uno más, con sus peculiaridades, pero uno más. Pasar inadvertido en un lugar ajeno no es sino un síntoma inequívoco de respeto e integración, símbolos de una sociedad avanzada en la que decimos encontrarnos. Y bien sabemos que no siempre este término se emplea con propiedad.

Colosales edificios muestran la majestuosidad de una ciudad que ha sabido mantener intactas sus raíces a la par que ha comprendido que las nuevas semillas otorgan aún más grandeza a su futuro. La perenne oscuridad del cielo londinense no perturba ni un ápice la belleza innata del imponente London Bridge, un puente que parece unir con su luz el espacio y el tiempo en un mismo punto. La puntualidad inglesa tiene su reflejo en las gigantescas agujas del reloj del Big Ben, siempre vigilado de reojo por London Eye, cuyos leves movimientos circulares no cesan nunca y marcan el ritmo de los viandantes al desplazarse por la ciudad. En Westminster Abbey el tiempo se encuentra detenido en el momento en que muchos años de minucioso trabajo llegaron a su fin.

Resulta muy llamativo el silencio que envuelve a la gran cantidad de gente que se agolpa en los eternos mercados londinenses, una multitud silenciosa que produce una extraña calma en un contexto que habitualmente resulta estresante. Los puestos muestran al público todo aquello que uno pudiera pensar que se compra y se vende: antigüedades de incalculable valor, curiosidades jamás vistas antes, ropas con personalidad única, a estrenar o previamente usadas, comidas para todo tipo de paladares, aromas procedentes de cualquier rincón de la tierra.

Hyde Park abre un espacio al placer de los pulmones y una ventana al pasear de nuestra imaginación. Como inmersos en un cuento nos adentramos en sus extensas praderas de íntenso verde, signo de vida. Las ardillas corretean en busca del premio de los turistas a cambio de su sonrisa, dificilmente evitable. Un espacio libre que por un momento parece no encontrarse en el interior de una gran ciudad. Libertad también para las palabras, para las quejas, enmarcadas en el elocuente Speaker Corner.

Lujo y luminosidad abrazan al centro de la ciudad. Trafalgar Square parece renovarse a cada instante como el agua que fluye de forma constante de sus fuentes. La noche parece serlo menos en Piccadily Circus, un rincón de brillo y color que despierta el ánimo y hace gritar a nuestras pupilas. Ríos de cerveza corren por el interior los pubs, donde entonamos un brindis por estar aquí y en cualquier parte, en un punto de muchas miras, sumergidos en un paseo por el mundo.

París, le belle ville

París, le belle ville <p>

Destino imprescindible marcado en sinfín de itinerarios de rutas recomendadas, ciudad inspiradora de bellos versos e intensas prosas, musa de artistas de diversa índole, lugar que inunda de emoción las bocas que describen el recuerdo de su visita a París, le belle ville. Con estas premisas, se antoja ineludible un viaje para comprobar con ojos vírgenes tales manifestaciones. 

Cada uno de nuestros parpadeos desvela una imagen merecedora de ser captada por una fotografía que plasme lo que se presenta ante nosotros. La majestuosidad invade cada uno de los rincones, desde sus monumentales edificaciones hasta los más ínfimos detalles. No apta para vagos, los eternos paseos que alternan inabarcables avenidas con estrechas callejuelas, se hacen más amenos gracias a los constantes regalos visuales que nos relajan por dentro y nos deleitan por fuera.

 

Se perciben llamativos contrastes que avivan nuestros sentidos. Tras caminar por zonas tan diáfanas y amplias que son imposibles de contemplar en su totalidad, paramos en un restaurante parisino donde las mesas se ubican tan próximas unas de otras que con extrema facilidad podríamos probar del plato del comensal de nuestro lado. Aunque sí, mejor degustar nuestro propio menú. Todo a un módico precio, módico para bolsillos selectos. Podría decirse que nos sentimos en lugar íntimo, sin ninguna intimidad.

 

Sin obviar las citas de rigor con la embriagadora Notre-Dame, la amante metálica Eiffel y el imponente Sacré Coeur, quizá el punto álgido esté constituido por el mágico Sena. En sus orillas se descorchan botellas de buen vino al son de sosegadas conversaciones, enmarcadas por el fluir de aguas que entonan paz y calma. Los atardeceres en sus inmediaciones desencadenan explosiones de júbilo y sellan uniones eternas.

 

Un molino rojo marca el rumbo nocturno. Con reflejos de un turbio pasado y destellos de un presente próspero, dirige los destinos de personas procedentes de mil y un lugar. En sus alrededores el sexo se exhibe sin tapujos, síntoma de que aquí, como en cualquier otro sitio, somos esclavos del placer. Grata esclavitud. Y en el molino rojo de antaño se trasforma la habitación minúscula pero rebosante de pasión en la que nos alojamos… Buenas noches. Je t’aime!

Placer efímero, nostalgia infinita

Placer efímero, nostalgia infinita <p>

En compañía o en soledad,

necesario como el agua en el desierto;

independientemente de la cartera o la edad,

imprescindible como sentirse despierto.

 

Un impás que nos hace desconectar,

olvidar los malos momentos,

imaginar lo que está por llegar,

pasear por nuestros pensamientos.

 

 

Plasmar una huella en la arena del mar,

contemplar su figura bajo el sol brillar;

no hay tiempo para en ella la vista recrear,

el vaivén de la marea ya la empieza a borrar.

 

Con idéntica premura se esfuma el periodo vacacional,

ese espacio de tiempo que nos mueve y nos motiva;

el objetivo de todo nuestro esfuerzo anual,

el momento que a madrugar nos incentiva.

 

Sin apenas tiempo para meditar,

invadidos por la nostalgia

la rutina nos vuelve a atrapar,

pero nuevas metas portan ahora la magia,

la magia de disfrutar,

gozar el corto plazo,

Sentir ahora tú cálido abrazo.

 

Julipolles III

Y vuelven las julipolleces. La relajación de las vacaciones ha sido un gran aliado para que afloren los juegos de palabras. Además, los adeptos al julipollismo se amplían. Algunas de las que a continuación expongo son fruto de las mentes selectas que tengo como compañeros y amigos. Muchas gracias.

- En Conil...Allí fuimos, a Conilizar la zona, con esperanzas de llevar a cabo algún Conilingus. Aunque al final, no nos comimos un Conil. Pues nada, Conil buen rollo a otra parte.

- Oye, mi padre me ha dejado la ranchera. Genial, ¡nos vamos de borranchera!

- Mi colega Carlos ha vuelto con Cecilia. Eso es una auténtica reconCeciliación.

- ¿Quieres combinar las piezas de un Audi con las de un Seat? Ni lo intentes, eso sería una verdadera audisea.

- Si te encuentras muy quemahou, ya sabes, a mal tiempo buena caña. 

- Al final me compré un Pentium 4. Tenía que haber comprado otro, pero bueno, no me arrepentium. Lo importátil es tener ordenador.

 

Unión, pasión, afición, España campeón

Unión, pasión, afición, España campeón <p>

El sol deslumbra en lo más alto. Las nubes se ausentan por completo del cielo. Una leve brisa ondea una bandera en un balcón. Es domingo, pero no un domingo cualquiera. Hoy España es un país diferente, una nación unida, sin divergencias. Las líneas fronterizas entre comunidades autónomas se difuminan y forman un todo uniforme, con un color homogéneo. Los diversos dialectos se transforman en un idioma único, el lenguaje del sueño común. El tiempo pasa despacio. Parece que nunca llega esa hora tan peculiar y ansiada: 20:45. Notamos el incremento imparable de las pulsaciones con el paso de los minutos. Ya estamos. Ya llegó el momento. Pensamos que si al final no ganamos no pasará nada, lo importante ha sido llegar hasta aquí. Pero en el fondo creemos en la victoria. Confiamos en lograrlo. Deseamos con todo el alma que nuestro objetivo fructifique. Empujamos con nuestro aliento, cabeceamos con nuestra pasión, rematamos con nuestro orgullo. El recuerdo de tardes lluviosas con tormentas de lágrimas y truenos de decepción se asoma a nuestras mentes. Pero el sol no deja de brillar aun con la noche en ciernes. Hoy no hay lugar para mitos griegos, ni para hacerse el sueco, ni para los azares rusos, ni para miedos al imperio romano, ni para prejuicios germanos. Hoy hacemos lo que sabemos y sabemos lo que hacemos. Jugamos, tocamos, tocamos, tocamos, disfrutamos. Somos fieles a nosotros mísmos, a las normas libres del juego bello. Nos gustamos. Gustamos. Y así llega un gol, un gol que deja sin voz a 46 millones de gargantas desbocadas. Un gol para la memoria, la recompensa a una inmejorable trayectoria, el último escalón para alcanzar la gloria. Por calidad, por seriedad, por armonía, por ímpetu, por honor, por injusticias pasadas, por retos futuros, por todo, lo merecen, lo merecemos. Hoy me siento más español que nunca, hoy soy campeón por siempre.

Fútboludeces

Esto del fútbol, a veCesc nos saca de nuestras Casillas. Vamos como una Ballack hacia el bar y nos sentamos hipnotizados ante el televisor para apoyar a nuestra selección cantando nuestro Lehman y rezando para que no nos Robben el partido. No nos importa, Simao menos somos superiores. Nos da igual hacer el Gamberini o parecer un Buffon.  Lo que buscamos por encima de todo es celEvrar un gol de los nuestros. ¡Ojala Vieira  ganar a nuestro país! Pensamos en nuestras ensoñaciones. Iniesta ni aquella selección puede con nosotros. Y al final, me enGatusso como siempre pero no somos capaces de ganar, ni de hablar en Cristiano. Acabo  Henrydo en el corazón y encima el bar está Klose

Un día más o un día menos

Al alba de los pensamientos,

los ojos despiertan en busca de plenitud;

nacen dudas, crecen tormentos,

la habitación se inunda de rayos de inquietud;

haces de luz que provienen del exterior,

sin preguntar entran cual ser superior.

 

Brisas de exigencias, propias y ajenas,

ráfagas de hastío, de calor y frío,

vientos de sombras, inquietas y serenas,

huracanes de silencio, tan lleno y a la vez vacío;

es temprano en la mañana,

todo se agolpa en la ventana.

 

Un día más o quizá un día menos,

lo que pienso o lo que probablemente digo,

indistintamente sin control de los frenos,

junto a ti o tal vez contigo;

sonrisas para un día oscuro,

de eso sí estoy totalmente seguro.

Julipolleces II

Julipolleces II <p>

He aquí una segunda entrega de mis julipolleces. Como siempre, son todas las que están...pero no están todas las que son...muchas caen en el olvido... Lo importante es que el tiempo pasa y cambiamos, pero hay cosas que permanecen...y una de ellas para mí es la evasión del mundo, riéndome de la vida... ¿Te apuntas?

- ¿Qué dices, yo un pirata? Sí, no "disiEmules", ya verás como al final final te "Kazaan".

- ¿Quieres tomar un refresco? No, ni "Fanta" que hace, que se me pone el estómago que "Trina". 

- Los lectores de ABC quizá sean los más infieles: ABCs compran el diario, ABCs no.

- La peor enfermedad para un sevillista: La "DiaBetis".

- Mi móvil no funciona,  se ha quedado "Nokiado".

 Esos compis...

- ENRIQUE: Con él, "Enriquedas" y si le escuchas, te "Enriqueces".

- FER: Su bebida "Ferpecta": la "Ferveza"...pero no te líes, no vayas a tener un "aFer".

- PATRI: Con su nuevo corte de pelo...es "CleoPatri".

- P. SIERRA: ¡Corre, corre...que se "Sierra" la puerta!. Si se sienta enfrente es genial, con vistas a las "Sierra".

- CHARLY: Un crack, pa' echarly de comer aparte.

 

Trepatéticos

Trepatéticos <p>

Aunque su presencia se extiende por todos los ámbitos y fases de la vida, es en el mundo laboral donde adquieren un mayor protagonismo. Ahí llegan con aires de prepotencia y vientos de superioridad. Su perfil es variopinto pero su sello es inconfundible. Su aparente e inicial simpatía conlleva una entrada triunfal en la compañía. Pero a medida que se les conoce, van dejando entrever su fondo egoísta y lleno de ambición. Sonríen cuando interesa, critican cuando se tercia. Son los que más y mejor trabajan. Todo lo hacen ellos. Están sobradamente capacitados, más que el resto. Expertos en felaciones y dechados de cunilingus. No hay nada que se interponga en su camino. Una amistad supone una traba en su ascenso. Un acto de humildad es una flaqueza en su imparable andadura. Apuntarse tantos, propios y fundamentalmente ajenos, es el pan de cada día. Yo hago, yo digo, yo gestiono. Yo, yo, yo. Él se equivoca. Yo me encargo. A veces comprueban  que a su alrededor fluyen sonrisas, confidencias, buen rollo. Se preguntan por qué no están enterados del chiste que tanta gracia hace y por qué la gente hace planes si contar ellos. Y tienen una autorespuesta clara: la envidia. Nadie tiene un nivel suficiente para mantener una conversación con ellos (ni ganas). En casa, su familia sube el volumen de la televisión cuando llega el momento de escuchar su fructífero y grandioso día. Ahí están, solos con su orgullo y sus promociones internas. Trepas les llaman. Patéticos les tildo. Mis expectativas no están exentas de ambición ni de crecimiento, pero serán única y expresamente basadas en apoyos en hombros no en pisadas de cabezas.

El fútbol no es así

El fútbol no es así <p>

Treinta segundos faltaron para que el Getafe (ubiquenlo ya en el mapa, continúen sintiéndolo en el corazón) culminara una noche épica, histórica, de engrandecimiento del espectáculo del fútbol, de sueños, sobresaltos y lágrimas. Al final, no pudo ser. Pero no hay nada que reprochar. El conjunto azulón demostró ante los ojos de Europa que el buen juego sale de dentro, porque sólo de lo más hondo puede provenir una imagen de parecer más y mejor, con un algunos millones menos en las arcas, un nombre desconocido y un jugador menos desde el principio, sólo unas almas que sienten lo que hacen pueden arrojar la proyección de un intenso rayo de luz en la oscuridad desde el inicio impuesta...Ahora seguiría decir que el fútbol es así. Nada más lejos. El resultado no explica cómo es este deporte. No quiero caer en el error de pensar que un equipo tan ruín, carroñero y sucio como el Bayern muestra la esencia futbolística. Sí, son efectivos, muy efectivos, hasta límites imposibles. Pero no merecen este premio. La victoria, en todos los aspectos, fue de la humildad, del pundonor, del sueño, de la entrega y la incansable lucha, el triunfo de la Geta-FÉ, un término acuñado ayer por un gran amigo que se sumó al carro de todos los españoles que vibramos con un equipo que nos ha enamorado con sus exquisitas formas y nos ha conquistado con su entrañable fondo. A pesar de que los caudalosos ríos de euforia desembocaran  ayer en un mar de frío silencio, las aguas no se han estancado y seguirán fluyendo en océanos de esperanza, esperanza de que los títulos no se ganan así, pero así se merecen.

PAUtas a seguir

PAUtas a seguir <p>

Nos encontramos ante un auténtico referente, no sólo a nivel deportivo sino también a escala personal. En la cancha Pau es un animal desatado que escapa a cualquier control por parte del rival. Derrocha una entrega prodigiosa y posee una indomable fuerza. Todo ello sin escatimar en inteligencia y ausipiciado por una certera puntería, fruto del sudor de un trabajo constante y de duros entrenamientos desde pequeño, porque sí, aunque sea difícil hacerse a la idea, alguna vez fue un niño bajito. Los 215 centímetros que ahora levanta del suelo, no le impiden, además, estar en posesión de una sorprendente agilidad y una velocidad nada desdeñable. La combinación de estos elementos explican el elevadísimo nivel que ha ido adquiriendo hasta llegar a alcanzar el sueño de cualquier jugador de baloncesto, la NBA primero, y conseguir el objetivo de los mejores después, ocupar un lugar privilegiado en un equipo de la talla de los míticos Lakers.  La ciudad de Los Ángeles en primera fila, los aficionados al basket desde cualquier punto del planeta, se rinden ahora a los pies de esta estrella. Una estrella que, a diferencia de otros muchos en su lugar, tiene los pies firmemente asentados en la tierra. Su sencillez, humildad y cercanía son los principales contrapesos que siempre lleva consigo para no perder el rumbo y despegar al vacío espacio de opulencia, egoísmo y prepotencia que acoge a tantos otros en semejante situación. Un tipo grande en todos los sentidos que ha mantenido su forma de ser de forma inexorable, desde sus inicios en la desconocida pista del Basquet Llor de Sant Boi hasta el renombrado Staples Center. Explosiones de júbilo en las gradas y muestras inagotables de cariño en la calle son los premios que a diario merece su excepcional comportamiento dentro y fuera de los terrenos de juego. No cambies, campeón. Importantes triunfos te aguardan.

POLITICARNAVAL

POLITICARNAVAL <p>

Si se fijan un poco, pueden comprobar la confluencia en estas fechas de dos acontecimientos totalmente diferentes pero a la vez muy semejantes: carnaval y periodo electoral. A veces cuesta distinguir cual es cual. Ambos tienen como elemento central el disfraz. Correcto. Los políticos se disfrazan estos días de promesas, de soluciones, de seguridad y prosperidad, incluso algunos osan enfundarse el delicado traje de la definitiva paz. Todos cubren su rostro con la máscara de la sonrisa eterna. Además de las baratas. De esas que podemos comprar en cualquier tienda de todo a 100.  Pero, sin duda, el disfraz estrella es uno que destaca por encima de los demás porque parece perfecto y elaborado con minuciosidad. De hecho, irradia extrema elegancia y personalidad. Está confeccionado por la diseñadora hipocresía y pertenece a la colección única de la falsedad. Modelos selectos desfilan con él en la pasarela mítines con esbelta naturalidad. Por si había alguna duda, me refiero al disfraz de candidato a la presidencia. Llegaremos entonces al momento cumbre: el certamen o las elecciones. Y he aquí la diferencia entre los dos periodos comparados. El carnaval termina con el final del certamen, mientras que el disfraz político se mantendrá antes, durante y después de las elecciones. Ya me contarán.

Guardan raíles, pierden vidas

Guardan raíles, pierden vidas <p>

Aparentemente, protegen y dan seguridad a la conducción en carretera. A simple vista, su aspecto es neutro e inofensivo. Hasta su nombre, guardarraíl, refleja una imagen de confianza y salvaguarda. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que podríamos tornar el término y transformarlo en una expresión que sí mostraría de forma empírica su función: pierdevidas. Sin aportar cifras exactas, ya que nunca he considerado apropiado reducir una vida humana a un simple número, sólo basta decir que son muchos los surcadores del asfalto sobre dos ruedas los que han fallecido o han sufrido lesiones graves al impactar contra estos asesinos de metal. Sin olvidar a los familiares y amigos de los afectados que sufren, embargados por la impotencia, las envestidas del guardarraíl.

¿Cuántas más víctimas son necesarias para que las autoridades tomen cartas en el asunto? Parece evidente que quienes copan la esfera de nuestro país, andan más preocupados por llenar de votos sus urnas que por controlar las urnas nutridas de cenizas procedentes de los accidentados en la carretera.   No es preciso llevar a cabo una transformación radical ni elimar los guardarraíles. Sólo es necesario un cambio en la estructura que, por muy costoso que pudiera resultar, no se aproxima ni lo más mínimo al incalculable valor de una vida.

ELLA

ELLA<p>

Ella clavó su mirada en mis pupilas y tambores resonaron vivazmente en el interior de mi corazón. Ella me susurró al oído y el oxígeno se ausentó al instante de mis pulmones. Ella besó mis labios y mi paladar estalló de alegría al reconocer que ésta era la miel que ardientemente anhelaba. Ella rozó con suavidad mi piel y mis extremidades quedaron paralizadas ante el tacto de un ser divino. Ella bajó del firmamento y se encontró conmigo; yo con ella me encontré y al cielo subitamente ascendí. Ella convirtió en realidad mis sueños y en un sueño mi realidad transformó. Ella me embriagó con el elixir de su alma e irremediablemente me enganché a su dicotomía de explosión y calma. Ella esboza sonrisas en mi cara cada mañana y dibuja manantiales de donde una inagotable felicidad emana...

BERLÍN: Una ventana a la historia, una puerta a la modernidad

BERLÍN: Una ventana a la historia, una puerta a la modernidad <p>

Las minuciosas y detalladas reconstrucciones de la ciudad llevadas a cabo tras la guerra no ocultan por completo las secuelas dejadas por los bombardeos y la metralla. Cada uno de los rincones de la ciudad huele a historia, a una historia que tras largas luchas y demasiado sufrimiento, ha tenido un final feliz. Es ahora Berlín un lugar idóneo para la espontánea e imparabale creatividad, para la calma y el sosiego, para el collage de culturas, para el intercambio respetuoso de ideas.

Bajo la perspectiva de una cámara digital en opción blanco y negro, parece oírse el ensordecedor sonido de un avión surcando el cielo buscando el blanco donde descargar su misil, el eco silencioso de una metralleta después de vaciar hasta la última de sus balas, las aseveraciones autoritarias de un pequeño individuo con ingente maldad, los gritos del impotente padre que ve desvanecerse la figura de su hijo a lo lejos…

 

Ahora la visión se torna colorida. Una familia surca las calles con la más absoluta tranquilidad, un ciclista cruza con total naturalidad por el lugar donde un frío muro dividía represivamente la ciudad en dos, dos enamorados de distinta raza se besan efusivamente aportando una pizca de calor al gélido ambiente, un adolescente da vida con su graffiti a una gris y triste pared…

 

Quizá consecuencia de la ausencia de libertad que maniató a la ciudad durante tanto tiempo, sea el atrevimiento que ahora envuelve el ambiente berlinés. Atrevimiento en la forma de vestir, en la decoración, en la alimentación, en la música…Todo vale. Mezclar, combinar, reutilizar. ¿Porqué una antigua fábrica no puede convertirse en un bar de copas? ¿Por qué un viejo neumático no puede ser ahora un original asiento? ¿Por qué una vieja Iglesia no puede transformarse en un peculiar restaurante?

 

Es Berlín un barco que estuvo a punto de zozobrar. Pero no se hundió y, ahora, surca los mares de la modernidad viento en popa a toda vela. Tal vez, sin un rumbo determinado, pero un rumbo libre, un rumbo elegido por la certeza del corazón y no por el azar de la sinrazón.

MarionETAs

MarionETAs <p>

En eso nos hemos convertido, en "marionETAs" manejadas de forma arbitraria por los hilos del terror impuesto por una banda de descerebrados que manifiestan sus frustraciones arrebatando la felicidad de los demás, coartando nuestro derecho a la libertad, maniatando nuestras opiniones y difuminando el miedo por todos los rincones sin dejar espacio a la más mínima oquedad libre. Sus palabras son puñaladas por la espalda, sus pensamientos balazos mortales, sus expresiones bombas aterradoras que paralizan alientos y destrozan corazones...Inundaciones de humo son su seña de identidad, un humo que torna negro y desolado todo cuanto a su alrededor se sitúa. Ningún fin justifica estos medios. Con estos medios no llegarán a su fín. Democracia y terrorismo son dos pasajeros que no pueden viajar en un mismo tren. Y el tren en el que queremos desplazarnos por la vida lleva por insignias el respeto y la libertad. Como decía García Márquez en un poema precisamente llamado La marioneta, "si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo...".